Cómo afecta la peatonalización del proyecto Gran Vía a la contaminación del centro de Madrid

El pasado mes de marzo de 2020 comenzaron las obras de peatonalización de la Gran Vía. Un proyecto para el que, finalmente, se ha apostado por: aceras diferenciadas de la calzada, atendiendo a motivos de seguridad; no incluir un carril bici, sólo habrá en el tramo Plaza de España – Callao; y 248 árboles que, junto a mobiliario urbano, harán una doble función de seguridad y comodidad para los ciudadanos.
Publicado el
04 Dic 2020

Este proyecto, que se ha iniciado sin afección al tráfico, va a convertir la artería de la capital en “una calle más verde y amable, con espacios para sentarse y donde se priorice a los peatones”, según el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible de Ayuntamiento de Madrid, José Manuel Calvo, quien puntualizó que se estima completar la actuación antes de las próximas navidades.

Ciento siete años de historia impregnan cada centímetro de esta emblemática calle, en la que, ahora, los peatones han ganado espacio a la calzada y, sobre todo, a la contaminación. Según la estimación realizada por Ecologistas en Acción, en los primeros 10 días del cierre parcial al tráfico de las calles principales del centro de Madrid el pasado mes de diciembre, los niveles de NO2 descendieron hasta en un 32%.

Según los resultados extraídos por la confederación ecologista, es una evolución positiva que reduce el nivel de contaminación a cifras comparables con las de parques como El Retiro, Parque de Juan Carlos I o Casa de Campo, los pulmones verdes de la capital.

¿Sabías qué…?

Más allá de sus tiendas, salas de cines, hoteles de lujo o vistas de postal, la Gran Vía madrileña también cuenta con una amplio anecdotario desde su creación, momento en el que los vecinos se impusieron a ella debido al elevado coste que implicaba una obra de esta magnitud.

Además, su construcción exigía el derribo de más 300 casas, la expropiación de 33 terrenos o la desaparición de 14 calles. A pesar de todo ello, el proyecto se materializó en 1910 con un coste que rondó los 29 millones de pesetas, con más de 26.000 metros cuadrados de empedrado o más de 9.000 metros de aceras.
Otra anécdota que ha marcado la historia de esta emblemática avenida tiene toques taurinos. Ya que en la fría mañana de invierno del 24 de enero de 1928 un toro bravo amenazó la seguridad de los viandantes en la Gran Vía. Una calle amante del séptimo arte, donde directores de la talla de Edgar Neville, José Luis Garci, Alejando Amenábar o Álex de la Iglesia han rodado algunos de sus films.

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Impernor Asbitra en la Gran Vía

Varios han sido los edificios en los que Impernor Asbitra ha trabajado en estas últimas décadas en la emblemática y céntrica calle de Madrid, donde las obras han empezado por sus dos extremos: Plaza de España y Plaza de Cibeles.

BANCO DE ESPAÑA

La sede central del Banco de España es uno de los edificios más emblemáticos de Madrid y de la arquitectura española del siglo XIX. Con fachadas a la plaza de Cibeles, a la calle Alcalá, el paseo del Prado, fue construido en 1884 por los arquitectos Eduardo de Adaro Magro, José Yarnoz Larrosa y Severino Sainz de la Lastra.

Con una superficie construida total de 4.736 metros cuadrados, compuesto de tres cuerpos con decoración ecléctica, columnas de orden gigante o fachada en chaflán, el edificio ha sido ampliado hasta en tres ocasiones, en 1927, en 1969 y en 2006, cuando Impernor Asbitra contribuyó a estanqueizar los muros del sótano a fin de poder conservar de forma segura la todo el archivo histórico acumulado por el Banco de España a lo largo de su historia.

Como dato curioso, os informamos, por difícil que sea de creer, que en la azotea del Banco de España existe un helipuerto el cual impermeabilizamos en el 2013. En la actualidad, se encuentra completamente operativo aunque, nunca ha sido utilizado.

PALACIO DE LA MÚSICA

El Palacio de la Música fue construido entre 1924 y 1926 en el segundo tramo de la Gran Vía por el arquitecto Secundino Zuazo Ugalde. En 2009, la Fundación Caja Madrid adquirió el edificio para transformarlo en auditorio y el proyecto de acondicionamiento fue encargado al arquitecto José Luis Rodríguez. Tras la nacionalización de Bankia, salió al mercado por un importe de 50 millones de euros y, actualmente, el Ayuntamiento de Madrid estudia cambiar la licencia del recinto de “uso cultural” a “urbanístico” para que pueda albergar una tienda.

Impernor Asbitra participó en la última remodelación sufrida por el Palacio de la Música, lo que supuso un desafío para la empresa, ya que se trata de un edificio con una elevada resistencia acústica debido a sus orígenes como teatro. Para obtener un sistema de impermeabilización con la resistencia mecánica requerida hubo que realizar los trabajos con resinas de poliéster reforzadas con fibra de vidrio, procedimiento similar al utilizado para la fabricación de embarcaciones náuticas.

PALACIO DE ALTAMIRA

Palacio Altamira, sede del Instituto Europeo de Diseño y del Instituto Europeo de Arquitectura, forma parte de la red internacional Open House desde 2015. Este edificio histórico del s.XVIII fue diseñado por Ventura Rodríguez en 1772, ha sido rehabilitado por el arquitecto Gabriel Allende. Hoy, con más de 3.000 m2 repartidos en un vanguardista complejo de tres edificios que rodean un gran patio interior descubierto, se configura como la sede principal del IED Madrid.

Un espacio que se ha convertido en un lugar imprescindible para todas aquellas personas interesadas en la cultura del diseño, en el cual Impernor Asbitra tuvo el placer de colaborar durante su última rehabilitación.

TORRE DE MADRID

La Torre de Madrid ha sido, desde hace muchos años, uno de los edificios más emblemáticos del centro de Madrid. Construida en los años 50, junto al Edificio España, forman un interesante conjunto arquitectónico cerca de la Gran Vía madrileña. Fue diseñada por los hermanos Otamendi Machimbarrena por un encargo de la Compañía Inmobiliaria Metropolitana.

El edificio situado en Plaza España fue, durante muchos años, el edificio de hormigón más alto del mundo y, hasta la finalización del proyecto de Torrespaña (1982), la infraestructura más alta de España. Debido a su altura, su azotea se convirtió durante muchos años en un lugar estratégico para colocar repetidores de frecuencia de telecomunicaciones, tanto para uso civil como militar.

A día de hoy, el edificio Torre España alberga viviendas, oficinas y, en su parte inferior, un hotel. Para Impernor Asbitra fue un placer colaborar en los trabajos de rehabilitación del edificio, tanto interior como exterior, durante el pasado 2012 donde el reto fue la colocación de las cubiertas de los pisos superiores debido a la altura de este símbolo del centro de Madrid.

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