Ya es una realidad, la tecnología está dotando de inteligencia a ciudades de todo el mundo y también de España. ¿Cuáles son las “smart cities” nacionales? Urbes como Madrid, Barcelona, Santander o Sevilla son algunas de las 65 que se encuentran entre las mejores.
Estas ciudades pretenden usar las últimas tecnologías para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Para ello, la seguridad, la eficiencia o la sostenibilidad son claves, y la movilidad fundamental.
La capital española quiere fomentar una movilidad respetuosa con el medio ambiente a través de la plataforma MiNT, desarrollada por IBM e INSA. Mediante esta aplicación móvil los ciudadanos notifican al ayuntamiento, de forma rápida, fácil y sencilla, las incidencias que pueden encontrar en su movilidad. Una fotografía y la ubicación son suficientes para que la administración le dé una solución.
De este modo, los madrileños cooperan para que su ciudad se convierta en una de las mejores “smart cities” del mundo.
Entre los objetivos de la ciudad condal figuran: el alumbrado, la movilidad y el medio ambiente. Para conseguir sus metas, cuenta también con la colaboración de sus ciudadanos, quienes apoyan y participan en los proyectos que impulsa la administración.
Entre sus principales avances, se encuentra la gestión de energía y residuos. En los últimos años, Barcelona ha favorecido proyectos de construcción y espacios públicos autosostenibles, así como una gestión inteligente de sus recursos hídricos. En la actualidad, posee un modelo de manejo de residuos único, enfocado en disminuir los desechos generados y aprovechar al máximo su recuperación. Asimismo, su sistema de medición de residuos en los contenedores consigue optimizar las rutas de recogida.
La ciudad cántabra se posiciona como una de las ciudades más inteligentes de España con un proyecto puntero que ha llegado hasta Tel Aviv o Londres. Se trata de una serie de sensores que permite a los ciudadanos ahorrar tiempo a la hora de aparcar su vehículo. ¿Cómo? Alertando a los conductores de las plazas de aparcamiento libres e incorporando sistemas de riesgo inteligente, control lumínico o realidad aumentada.
Con ello, los beneficios que consigue están claros: menos contaminación, menos atascos y más control de los vecinos.
La capital andaluza también se decanta por optimizar su movilidad con el objetivo de poner fin a los atascos en sus calles. Para ello, ha mejorado la red de transporte público y ha fomentado que los sevillanos hagan uso de ella.
La implantación de cámaras en los semáforos para el conteo de vehículos, sensores para optimizar la recogida de basura o el mantenimiento de las fuentes públicas, son algunas de las tecnologías que está convirtiendo a Sevilla en una de las mejores “smart cities”.